El pasado mes de enero
salimos al teatro Caser Calderón
donde conocimos a la escritora Rosa
Montero en un desayuno bastante peculiar. Tuvimos la oportunidad de conocer su fuerte personalidad, abierta,
simpática, espontánea, alegre, realmente sincera y con ideas claras sobre la
vida.
Después de que el
organizador del evento le hiciera una entrevista previa en un “desayuno literario”
realmente interesante, concedió el turno de palabra a los estudiantes allí
presentes. Pudimos preguntarle sobre su vida, sus libros, y sus artículos en
general. En este momento respondió perlas a cada pregunta afirmando cosas como
que “somos animales sociales” o en respuesta a una pregunta sobre nuestra
propia identidad afirmó que “tenemos un pasado que nos inventamos, eso es lo
que recordamos”.
Resultó especialmente curiosa
su aportación sobre lo que se viene considerando éxito, según ella “el éxito no
existe, y su falsa concepción no debe entrar en nuestras vidas ni debemos
instalarnos en él” sólo es positivo para nuestra configuración como seres
humanos concebir el éxito como “encontrar tu camino”; cree que es más sensato y
reconfortante aspirar a la felicidad que según ella no es otra cosa que “hacer
lo que te gusta disfrutando de la vida, rodeado de gente que te gusta y vivir
de forma coherente con tus ideas”. Cuando
le preguntaron por la libertad dijo textualmente: “No es sólo vivir una
democracia, a parte de los derechos que constituirían una libertad formal. La
auténtica libertad individual pasa por conocerse a sí mismo, por una infancia
vivida; la libertad de poder mirar el cuento de la infancia y volver a
rehacerlo. Ver qué eres y qué quieres. Puedes buscar toda la vida hasta llegar
a conseguir el fin último que es la libertad interior”
En la parte final de la
entrevista confesó sentirse una periodista-escritora, ello constituía su
pasión, su oficio y su forma de ser. Nos reveló que su primer cuento lo
escribió a los 5 años y desde entonces no ha parado de escribir. Se definió a
sí misma como una articulista que es
un género literario en sí mismo de la misma
forma que lo es el ensayo, la novela etc.
No dejó de mencionar su
faceta más humana, esa que le hace “arrimar el hombro” en tiempos de crisis. Nos
habló de las diferentes campañas que está llevando a cabo para ayudar a quien
lo necesite a combatir los momentos tan
duros que a todos nos está tocando pasar. Habló de la Campaña de juguetes
que llevó a cabo en navidad y nos habló de otras tres que tienen en proyecto:
intercambio y donación de juguetes, de ropa y de libros de texto en septiembre.
Ha abierto además una
campaña que ha llamado: Apadrina a un
mayor, se lo debes. Con ella no trata de otra cosa que no sea ayudar a
nuestros mayores en un momento en que tal vez lo están pasando mal y les fallan
más las fuerzas. Tuvo unas palabras alentadoras para la vejez ya que cree que
es la etapa heroica de la vida, grandiosa y difícil en la que hay que pelear
hasta el final y nosotros como jóvenes ayudar en esa lucha.
Al final presentó su último
libro La ridícula idea de no volver a
verte, del que nos leyó un pequeño fragmento.
A la salida conversó con los
que se quisieron acercar a ella y firmo ejemplares de sus libros.
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