El
primer número de este periódico fue… el primero, y eso supuso improvisación,
dudas, algún error. Este segundo número ha sido, como quizá era de prever, peor:
por disponer de más tiempo parece que nos hemos confiado todos un poco y cuando
hemos querido darnos cuenta se nos han echado a todos las evaluaciones encima.
Pero
lo malo es que no hemos llenado, y no me refiero a los lectores, que tampoco.
Hemos sacado la edición adelante, hemos hecho un número “íntimo”, “entre amigos”,
pero el Instituto, el Barrio, Madrid y el Mundo constituyen un escenario
demasiado grande para llenarlo con las aportaciones de unos pocos. Como a la
gente de La Musgaña, lo que nos
hubiese encantado es tener un llenazo espectacular, que las colaboraciones de
profesores y alumnos nos saliesen por la orejas, que todas las secciones
desbordasen textos y contenidos multimedia, que la sección de creatividad
rivalizase con las de noticias y, en definitiva, vernos obligados a hacer
aquello tan periodístico de seleccionar.
Pero
no ha sido así. Es una obviedad decir que los tiempos son difíciles y que no
solo el trabajo sino el desánimo nos roban tiempo para hacer otras cosas. Pero ahora, precisamente
por ser los tiempos como son, es más necesario que nunca informarse y
expresarse, tomar conciencia de lo que está pasando y hacer ver a los demás
cómo pensamos, cómo sentimos, cómo vivimos y queremos vivir una realidad que es
dura pero que está, como siempre, por inventar. Y para esto, ¿qué mejor que el
periódico del instituto?
El
número tres será mejor, seguro.
PD: Dicho lo dicho, hay que añadir que en este número 2 aparecen algunos textos realmente magníficos. No te los pierdas.
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